Como supongo que no será sorpresa para nadie, soy una de las mayores defensoras y fangirls del lado más entrañable de ABC Family. Esta rama de la cadena que funciona tan bien cuando quiere en Switched at Birth y que nos regala esa maravilla de la que ya hablé por aquí, The Fosters, es la que mejor consigue que los dramas de adolescentes (y similares) nos lleguen más allá del mamarrachismo más puro. Un poco en este grupo es también donde encaja Chasing Life.
Chasing Life es una serie que comenzó el verano pasado con una base tan relativamente difícil para una cadena como ABC Family como lo suficientemente interesante para funcionar muy bien si así lo quieren. La serie, que tiene como protagonista a April (Italia Ricci), una chica de veinticuatro años que descubre por casualidad que tiene leucemia, arrancó entonces con un punto de partida muy claro, con un objetivo muy concreto. Y ver a April adaptarse a su nueva realidad, verla adaptarse al shock que supone todo esto, fue muy interesante. Sobre todo porque la serie consiguió crear una fuerte base emocional en la que confiar.
Y consiguió hacerlo sin olvidarse de que April no es una isla. Es, de hecho, la fuerza de muchos de sus personajes secundarios es lo que hace que Chasing Life haya funcionado incluso cuando no acababa de hacerlo. Poco a poco supieron darle complejidad a Brenna (Haley Ramm), la hermana pequeña de April. Y crearon un personaje abierta y efectivamente bisexual sin miedo a la palabra (algo que a veces en las series es un poco como los unicornios). Y crearon a una hermana preocupada por April, y una adolescente que era mucho más compleja que el arquetipo de adolescente rebelde.
De algún modo, cuando introdujeron a Natalie (Jessica Meraz), la hermana secreta (porque sí, Chasing Life es una serie que va ahí), lo hicieron de una manera en la que también a ella le dieron una personalidad. Y una personalidad que en unas cuantas ocasiones nos ha hecho ponernos de su lado en vez del de la protagonista de la serie, de una forma totalmente consciente y totalmente natural. Porque otra cosa que tiene clara Chasing Life es que April no es perfecta, igual que no lo es nadie. Aunque intente serlo. Y aunque ella a veces se sienta perfecta, resultándonos a todos tremendamente molesta.
Es un poco lo mismo que ocurre con Sara (Mary Page Keller), la madre de April. Probablemente el personaje más condescendiente que he visto en años. Ese personaje al que dan ganas de abofetear prácticamente el setenta por ciento de las veces que abre la boca. Y que sin embargo es uno de los mejores aciertos de la serie. Porque la muestran como es, con los propios personajes siendo perfectamente conscientes de todos sus defectos. La serie la muestra en lo mejor y lo peor.
Con todo esto, Chasing Life es una serie que sabe hacer muy bien algunas cosas. Es una serie que sabe crear personajes muy interesantes. Una serie que sabe llegar a situaciones que no todo el mundo se atreve a tocar, que las entiende, que tiene la posibilidad de explotarlas. Y es una serie que consigue que conectes con ella desde el lado más emocional. Pero también es una serie que no siempre parece entender lo que tiene, y eso a veces resulta muy frustrante.
Esto, de hecho, se ha hecho especialmente llamativo en esta segunda mitad de la temporada, donde la enfermedad de April ha pasado a segundo plano. Y no por falta de oportunidades que aprovechar.
De hecho, llaman la atención dos casos. El primero de ellos, el personaje de Leo y el lugar tan específico en el que se encuentra. Después de haber dedicado toda su existencia a luchar contra una enfermedad que en teoría le iba a robar cualquier posible futuro y, por tanto, cualquier necesidad de planear para éste, se encuentra con que ha llegado a este futuro y no sabe muy bien qué hacer con él. Y esto es un tema que reflejan muy bien en un par de episodios, para a continuación dejar completamente de lado y, no sólo eso, sino directamente quitarle importancia a los problemas y a esa crisis de Leo de una forma especialmente chirriante.
Y no exactamente igual, pero también bastante chirriante, fue el ver que la serie parece no ser del todo consciente de esa pequeña joya que tenía en la relación de Brenna y Greer. De modo que, cuando llegó el momento de separarlas al final de la temporada, lo hizo de un modo que no acababa de encajar con la base de esa relación. Porque si hay dos personas que habrían querido mantener la relación aunque fuera a distancia, esas eran Brenna y Greer.

Como a veces no es del todo consciente de lo que tiene y lo que funciona en ella, Chasing Life nos ha dado bastante más escenas de las necesarias alrededor del periódico donde trabaja April. Un escenario que resulta tan artificial y falto de vida, tan claramente salido de la versión más infantil de ABC Family, que nunca ha llegado a funcionar. Y, en general, ha intentado interesarnos y apoyar a una April sana que, a pesar de todo y por mucho que nos duela, no deja de ser una chica relativamente sosa y a la que a menudo cuesta bastante apoyar en su forma de ver el mundo.

De todos modos, la serie ha sabido terminar la temporada donde mejor funciona. Con George volviendo a escena y con el cáncer de April regresando, el planteamiento de la próxima temporada nos da esperanzas de que puedan corregir estos errores. Porque queda muy mal decirlo, pero la mejor April es la April enferma.